La gente sabe lo que puede llegar a ser.
El reto es llevar este proceso a buen puerto.
El desarrollo personal es un arte.
Requiere tiempo. Requiere paciencia. Te pide que salgas de tu zona de confort. Es un reto.
Sin embargo, el mayor reto del desarrollo personal es el propio proceso. La gente tiene más dificultades con el camino y todos sus desvíos que con cualquier obstáculo.
Pero si aprendes a seguir este camino de desarrollo personal, aprenderás algunas verdades probadas en las que inspirarte:
1. Cualquier fracaso puede convertirse en una lección
El desarrollo personal es un estado de ánimo.
Para una persona, un proyecto que sale mal o el fin de una relación significan el fracaso. Para otra persona, no es más que otra lección en el camino.
Si te replanteas las cosas para ver la lección en lugar del error, aprenderás más y avanzarás más rápidamente.
2. La constancia es más importante que los sprints ocasionales
Con demasiada frecuencia intentamos construir Roma en un solo día. Un claro ejemplo de ello es la persona que no va al gimnasio en toda la semana y luego pasa allí tres horas el sábado. Eso no le servirá de nada a largo plazo.
Diez minutos al día dedicados a hacer algo harán más que varias horas dedicadas ocasionalmente.
3. La comunidad acelera considerablemente el proceso de crecimiento
Si realmente quieres cambiar algo en ti o en tu vida, necesitas rodearte de personas que ya encarnen lo que buscas o que persigan las mismas cosas que tú. Juntos, todos creceréis y floreceréis mucho más deprisa, ya que podréis aprender y retroalimentaros mutuamente.
4. Cada respuesta se revela en el momento oportuno
En lugar de sentirte abrumado por lo que pueda ocurrir más adelante, date cuenta de que todo lo que buscas saldrá exactamente como debe. No confundas esto con: «Bueno, entonces me sentaré en el sofá y esperaré que me llegue lo que quiera».
No es eso. Es ser paciente mientras sigues avanzando en la dirección de tus objetivos.
5. No puedes compararte con nadie
Cada persona sigue su propio camino. Aunque los demás puedan ser un buen barómetro de dónde estás o hacia dónde vas, no puedes compararte directamente con otra persona. Hay demasiadas variables a tener en cuenta. En lugar de eso, céntrate simplemente en mejorar tú (y en ayudar a los demás a hacer lo mismo).
6. Cómo haces lo que haces es más importante que lo que haces
No importa si eres un atleta profesional, un chef consagrado o un tejedor aficionado: muchas de las lecciones más fundamentales de la vida pueden aprenderse en cualquier proyecto. Lo que más importa es cómo te enfrentas a tu oficio. La humildad, la dedicación, la disciplina y la libertad creativa son rasgos más aceptados que la falsa confianza, el narcisismo, el regodeo y el drama innecesario.
7. Tienes que estar enamorado del proceso
Para tener éxito de verdad, tienes que disfrutar practicando más que con cualquier objetivo final o recompensa. ¿Cómo sabes si estás hecho para algo? Cuando el acto diario de hacer lo que te gusta es la verdadera razón por la que haces lo que haces. Si, por el contrario, te mueve un fin, nunca alcanzarás el mismo nivel de potencial. Dicho esto, si puedes identificar las cosas de tu vida que disfrutas haciendo por el mero hecho de hacerlas, entonces puede que hayas encontrado cuáles son tus vocaciones. Éstas son las áreas en las que tienes potencial para ser el mejor, porque te estás sumergiendo voluntariamente en el proceso de aprendizaje.
El desarrollo personal es un viaje. No es un examen que pasas, ni un título que adquieres y marcas como validación de que has terminado. Es continuo, para siempre jamás.
Cambia tu mentalidad para estar en sintonía con el proceso, y el resto se hará solo.