Una de mis sabidurías antiguas favoritas es la del filósofo estoico Epicteto:

Tenemos dos orejas y una boca para escuchar el doble de lo que hablamos.

Por supuesto, puede que ésta no sea la verdadera razón por la que tenemos dos orejas y una boca, pero revela un patrón útil que se repite en la comunicación en general.

La comunicación consta esencialmente de dos partes: transmisión y recepción. Éstas adoptan formas diferentes según el medio, pero el patrón general es el mismo.

  • Comunicación textual: escribir y leer
  • Comunicación verbal: hablar y escuchar
  • Comunicación pictórica: exposición y visualización

Claramente, 2:1 es la clave

Si desarrollamos la fórmula de Epicteto en una sugerencia sobre cómo comunicar más eficazmente, obtenemos algo como lo siguiente:

Cuando se trata de comunicación, hay que esforzarse por recibir el doble de lo que se envía.

En otras palabras, hay que escuchar el doble de lo que se habla, leer el doble de lo que se escribe y prestar el doble de atención de lo que se recibe. Permíteme analizar este último punto con un poco más de detalle, porque es un poco complejo.

En presencia de los demás, podemos buscar atención o prestar atención a quienes nos rodean. La diferencia entre ambas es exactamente igual que la diferencia entre hablar y escuchar, aunque va mucho más allá del ámbito de la comunicación verbal. Se trata de tu actitud como comunicador, del objetivo que persigues al comunicarte. La proporción 2:1 nos recuerda que debemos comunicarnos de forma que nos enriquezcamos y construyamos relaciones.

¿Por qué aspirar a una proporción de 2:1?

Una relación 2:1 entre recepción y transmisión puede ayudarte de dos maneras:

  1. Cuando prestas más atención de la que atraes, te enriqueces mucho más.

    Cuanto más escuchas, más aprendes. Cuanto más lees, más aprendes. Cuanto más te concentras en los demás, en lugar de en ti mismo, más los comprendes. El conocimiento y la comprensión (que no son necesariamente lo mismo) son la base de la superación personal. Irónicamente, pueden adquirirse más eficazmente prestando más atención a los demás y al trabajo de los demás que a uno mismo y a su propio trabajo.

    Lo interesante es que incluso si tiendes a hablar mucho y a escribir mucho (como es mi caso), esta proporción de 2:1 es muy beneficiosa para ti. Cuanto más leas, mejor escribirás. Cuanto más escuches (escucha activa de verdad), mejor hablarás. Aquí, «mejor» no significa «más», sino «mejor calidad». Si lees mucho, aprenderás más. Tendrás más ideas para relacionar con otras ideas que hayas leído y estarás expuesto a más estilos de escritura. Todo esto se almacena en tu mente y sólo puede ayudarte a escribir. El mismo mecanismo se aplica a la expresión oral. Si te dedicas constantemente a escuchar activamente, aprenderás a hablar con más eficacia.

  2. Cuando prestas más atención a los demás, creas mejores relaciones.

    Tu vida se basa en las relaciones. Cuanto mejores sean tus relaciones con los demás, más satisfactoria tenderá a ser tu vida. No hay mejor manera de cultivar relaciones profundas con los demás -ya sean personales o profesionales- que prestarles atención. Deja que hablen más, lee lo que escriben y, cuando estéis juntos, haz que las cosas giren en torno a ellos y no a ti. Si te esfuerzas de verdad, lo reconocerán y te lo agradecerán.

    El aprecio que los demás sienten por tu generosidad te vendrá muy bien más adelante. La gente estará más dispuesta a ayudarle, a concederle el beneficio de la duda y a disculparse cuando cometa errores. Todos estos elementos son esenciales si quiere alcanzar sus objetivos personales y profesionales. Ni que decir tiene que necesitas a otras personas para tener éxito en la vida, sean cuales sean tus objetivos. En otras palabras, una relación de comunicación 2:1 es una de las formas más eficaces de forjar vínculos profundos y gratificantes con otras personas.

Consejos rápidos para mejorar la comunicación 2:1

  • Haga más preguntas
    Cuando hables con otras personas, intenta hacer más preguntas que afirmaciones. Haz preguntas de seguimiento. Intenta mantener esta actitud durante un tiempo y asimila realmente las respuestas que te den.
  • Espera 3 tiempos después de que otra persona haya hablado antes de hablar.
    Las personas suelen estar dispuestas a hablar más de lo que les permitimos. Si se les da la oportunidad, ampliarán lo que ya han dicho. Para usted, el destinatario, esto significa más información y mejor comprensión.
  • Habla un poco menos de lo que te apetece
    Como he dicho en el punto anterior, la gente suele estar dispuesta a seguir hablando si se le da la oportunidad. Para ser más receptivo, hay que luchar contra este impulso. Haga afirmaciones más sencillas. Si la gente quiere aclaraciones o explicaciones, deja que las pidan; si lo hacen, de todos modos estarán más interesados en lo que dices.
  • Haz tres observaciones directas sobre los demás y acostúmbrate a hacerlo
    Para ayudarte a prestar atención a los demás de forma más eficaz, en lugar de intentar situarte en el centro de las interacciones, acostúmbrate a ser más observador de los demás. Una buena forma de hacerlo es hacer tres observaciones sobre los demás en cuanto empieces a interactuar con ellos. ¿Llevan el pelo diferente? ¿Llevan ropa nueva? ¿Cuál es su postura? ¿Qué te dice la expresión de su cara? ¿Su tono de voz es relajado o tenso? Son innumerables las observaciones que puedes hacer, y todas ellas te ayudarán a fijar tus interacciones en la memoria. Esto te ayuda a aprender y retener con eficacia, lo que también es bueno para ti.

Hay más consejos, pero con estos puedes empezar. Recuerda que la comunicación consiste en dar y recibir. Cuanto más generoso seas, mejor será la comunicación, para ti y para los demás.

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